Soy nómada. Me desplazo a lo largo y ancho de mi mundo en busca de un lugar con clima agradable en el que pueda estar tranquila y respirar. Paso muchos minutos al día buscando mi tierra prometida ya que, a diferencia de los afortunados sedentarios, yo no tengo cobijo y, la mayor parte de las veces, ni tan siquiera paz. Cuando hace frío migro a las zonas centrales y, cuando el verano llega con su calor asfixiante, busco los vientos donde quiera que los halla.
Por estos comentarios estaréis pensando que la autora de esta entrada en un homo erectus o un homo antecessor. Pues no; no vengo del Paleolítico. Soy una simple escritora que se ve obligada a realizar lo mismo que aquellos hombres primitivos. Me muevo por toda la casa con el ordenador y los cuadernillos de notas a cuestas, tratando de encontrar el único lugar en el que pueda concentrarme. ¿Por qué? Simplemente no tengo la suerte de ser uno de esos sedentarios con un lugar fijo en el que crear. ¿Que alguna vez evolucionaré y me convertiré en uno esos afortunados? No me cabe duda.
Te comprendo perfectamente. Yo también soy nómada de las letras. A veces la isnpiración llega en los lugares más insospechados (hubo un tiempo que se me ocurrían las mejores ideas parau la novela que estaba escribiendo subida en la moto).
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