Las palabras están en el aire
y temes que se desvanezcan;
que aquella historia de príncipe azul y princesa
no sea más que los sueños
de algo que jamás lograrás alcanzar,
recuerdos olvidados de una vida
que alguna vez soñaste que fuese la tuya.
Las letras se alejan
y las gritas desde la distancia,
sabiendo que no volverán
porque nunca te pertenecieron.
Y por eso no te duele su `partida,
una sombra a la que jamás prestaste atención
y que estaba allí, hasta que se marchó.
Suplicas en el vacío que queda en tu mente.
Nadie te oye.
Estás solo, no queda nada.
Y, sin saber por qué,
lloras algo que nunca importó.
Hasta su partida.
Y no lo entiendes,
jamás imaginaste que se marcharían,
estaban dentro de tí
y tu les pertenecías.
Siempre.
Un pacto ancestral que
te aseguraste de firmar el día en que abriste los ojos..
Pero renegaste de tí,
de ellas, de lo que eras,
renunciaste a ser distinto,
a tener algo que decir
y saber decirlo.
¿Por qué?
Ya no tiene vuelta atrás.
Di adiós a tu esencia,
a tus sueños, aquellos que ni siquiera
viste hasta que perdiste
la posibilidad de alcanzarlos.
Ya no eres nada,
aquello que te llenaba
te volvió hueco.
Aquello que te sustentaba sin saberlo
ahora te mata por dentro.
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