Hay veces en las que no hace explicar el cómo pasó o el cuándo o por qué sucedió. En realidad, pocas veces importan. Podría decir que se llamaban Cat y Luis, y quizá me inventara sus nombres. Se conocieron en la montaña una fría mañana de invierno en la que Cat resbaló con la nieve y Luis apareció en el momento justo para recogerla. ¿Y si fuera mentira? Dudo que importase.
No quiero contar una historia, analizar los hechos como si estuvieran escritos en un libro de texto. No me importa el antes y el después, y únicamente quisiera quedarme con un breve instante de sus vidas.
Era verano, primavera, otoño o invierno, como queráis. Cat llevaba no sé qué vestido de un color que poco importa. Estaba apoyada en una parada del autobús con los brazos cruzados aguardando algo. Parecía nerviosa y su pie derecho chocaba repetidamente contra la acera creando una curiosa melodía. De vez en cuando se sentaba en el banco de la parada y se levantaba algunos instantes después. Se arrimaba al asfalto y oteaba el horizonte que se extendía a su izquierda y que variaba a su derecha.
Algo iluminó su rostro, que había parecido de mármol momentos antes, y esbozó una sonrisa. Le brillaban los ojos y no había nada extraordinario en el autobús que se detenía. La puerta trasera se abrió y por ella apareció Luis, con unas facciones que poco importan porque quizá no sean nada más que una tonta invención de mi mente. Él parecía emocionado y, en cuanto vio a Cat, arrojó la pequeña maleta que llevaba consigo y cogió a la chica que se abazanzaba sobre él, con los ojos húmedos.
Y sus labios se juntaron y sus dos esencias se fundieron. ¿Qué importa qué hizo que ellos se enamorasen? Se querían, con gustos diferentes o iguales, discutían, sí, pero, en ese segundo, nada de aquello importaba.
Llevaban más de dos años sin verse y allí estaban, dispuestos a hacerlo que fuera para seguir juntos, pese a todo y sobre todo y no había nada que les preocupaba porque no era la primera vez que se enfrentaban a dificultades por separado y, cuando se encontraron, tuvieron una vaga certeza de que podrían con ello.
Y da igual que sus nombres fueran Cat y Luis, que vivieran aquí o en Canadá.porque se querían, y el amor habría surgido fueran cuales fuesen las circunstancias que les habían sido impuestas.
Llevaban más de dos años sin verse y allí estaban, dispuestos a hacerlo que fuera para seguir juntos, pese a todo y sobre todo y no había nada que les preocupaba porque no era la primera vez que se enfrentaban a dificultades por separado y, cuando se encontraron, tuvieron una vaga certeza de que podrían con ello.
Y da igual que sus nombres fueran Cat y Luis, que vivieran aquí o en Canadá.porque se querían, y el amor habría surgido fueran cuales fuesen las circunstancias que les habían sido impuestas.
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