Vivir...esa será mi mayor aventura... o algo así creo que era la frase que escuché una vez en una película. Estas palabras me vienen a la mente al comenzar esta reflexión. Estar vivo es fácil, pero descubrir la razón que da sentido a cada latir e tu corazón es lo verdaderamente importante. Para ello hay que caminar a oscuras, tropezarse e, incluso, despeñarse en un abismo imprevisto sabiendo que siempre existirá una cuerda que nos devuelva al sendero o una luz que ilumine nuestra noche. Pero en eso consiste el mundo, ¿no? en caerse y ponerse en pie, errar y aprender, gritar a la nada desesperados y hablar en silencio con la calma. Quizá la vida sería más fácil si fuera un camino de rosas aunque... ¿dónde estaría la gracia, esa pizca de aventura que nos hunde y levanta?
Pensemos un mundo donde todo lo que deseáramos viniera a nosotros con tan solo pedirlo, ¿tendríamos necesidad siquiera de levantarnos de la cama? El mundo se colapsaría y terminaría muriendo.
Sin embargo, el asunto que nos concierne no es ese ya que hay ocasiones en las que ni nosotros sabemos lo que vamos buscando, nuestro corazón late porque tiene que hacerlo y caminamos por el mundo perdidos, viviendo por el mero hecho de que es lo que toca. Si lo piensas, tiene sentido. Para encontrar algo primero hay que desear buscarlo y si no te interesa no te molestarás en hacerlo.
Una vez que empiezas a buscar lo primero que necesitas es salirte de tu zona de confort, tener valor y arriesgarse a buscar en aquellos lugares donde sepas que puede estar, aunque te equivoques o no sea aquello que esperas porque, casi con total seguridad, aparecerá más rápido que si te tiras todo el día en la cama esperando que la vida te lleve aquello que te hará feliz. Ya te digo yo que no va a pasar.
En resumen, si quieres algo, lucha por ello, si quieres escribir hazlo, busca más allá de tus límites, sorpréndete a ti mismo haciendo cosas que jamás imaginaste que podrías hacer, a veces las mayores aventuras comienzan con un viaje, pero nadie dijo que tuviera que ser hacia fuera. Coge un velero rumbo a tu alma, que la risa sea tu comandante y los deseos el viento que guíe tu barco. Y si llegas al final, contemplarás una hermosa isla con un cofre del tesoro: aquello que hará que tu corazón quiera latir para siempre. Y te garantizo que eso tendrá un valor mucho mayor que el de todo el dinero del mundo.
Muy bonita la reflexión.Seguro que un dia encontrarás ese lugar, que te haga latir fuerte tu corazón, o algo que te haga plenamente feliz. Besitos
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