-¿Por qué no te ríes? Es divertido-preguntó la pequeña alegremente levantándose.
-¿Cómo quieres que me ría si mi peinado está deshecho?-respondió tocando el lugar en el que anteriormente había estado la elevada montaña que era su moño y que ahora estaba completamente liso a excepción de las pequeñas olas roble que ondeaban al viento.
-¿Y te has hecho daño?-preguntó Gaisma.
-¿Y qué más da eso? Mi moño se ha deshecho-respondió quitándole la sonrisa a la niña-.¿Dónde estamos?-preguntó mirando la extensa llanura que se desplegaba ante ellas. Un gran campo de trigo segado recogido en grandes montones. El sol les daba en la cabeza y el viento en la cara. Hacía calor.
-¿No conoces este lugar?-preguntó la niña desconcertada al ver como Luz negaba con la cabeza-. ¿De verdad que no?-insistió incredula antes de convencerse de que lo que escuchaba era cierto.
-¿Debería conocerlo?-Gaisma no respondió. Parecía dispersa en sus pensamientos.
Gaisma sintió un fuerte mareo y cayó en los brazos de Luz.
-¿Qué te ocurre pequeña? ¿Te sientes bien?-Gaisma no respondió.
Se incorporó lentamente sin decir nada. Completamente erguida intentó hablar. Tras varios intentos consiguió articular algo.
-Está cerca, más de lo que me imaginaba.
-¿Quién?-preguntó Luz que no entendía nada
-¿A caso importa?
-Si. Si no sé lo que se acerca no puedo saber cómo protegerte.
Gaisma comenzó a pasear. Luz la siguió. La niña se dejó caer en uno de los montones de trigo haciendo saltar las espigas.
-¿Cómo puedes sentarte sabiendo que algo se acerca?
-No tengo prisa y lo que se acerca tampoco. Aquí nada corre, todo sucede a su tiempo-explicó Gaisma mirando las nubes.
-¿Pero no te habían expulsado de aquí?-preguntó Luz.
-No me han expulsado lo ha hecho ella-le rectificó la niña.
-¿Ella? ¿Quién?
-Deberías saberlo-respondió Gaisma.
-¿Por qué crees eso?-preguntó Luz.
-¿Por qué tu niegas saberlo?
-Porque lo desconozco-respondió Luz.
-Eso no es cierto. Lo sabes mejor que cualquier otra persona. De hecho, eres la única que lo sabe-insistió Gaisma.
-¿Y "ella" quiere hacerte daño?-la niña callaba-. ¿Temes que te encuentre?
-Mientras estás aquí no pero cuando te vas la siento cerca y me aterroriza lo que pueda hacerme.
-¿Y por qué te echó?
Gaisma se quedó callada, pensativa. Dirigió la vista al cielo.
Luz quería seguir indagando pero como la pequeña no le dijera nada más le iba a resultar muy difícil. Subió la vista hacia las nubes.
Ambas miraban al cielo, todo era tan diferente y tranquilo en ese mundo. Las nubes paseaban lentamente, sin prisa, por el cielo. Por un momento, Luz se sintió relajada y feliz de estar allí.
-Es hermoso-suspiró. Gaisma no le respondió. Se había quedado profundamente dormida.
Luz comenzó a pensar. ¿Por qué Gaisma pensaba que ella era la única que sabía lo que la perseguía? ¿Por qué querría hacer daño a una niña inocente? Tenía tantas preguntas...¡Si Gaisma se dignara a responderle a alguna en lugar de contestar con otra!
CONTINUARÁ...
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