Me gustaría crecer, soñar, imaginar, viajar y ser libre a la vez, encontrar el modo de lograrlo todo cuanto antes, de deshacerme de esa persona que no soy yo y hallar la manera de encontrarme en mitad de esta espesa niebla que se cierne sobre el camino que me conduce al sino que el azar me designó.
Soy impaciente, caminar despacio, esperar, no puedo. Me gustaría correr, pero a veces me siento como si lo hiciera en una cinta de gimnasio. Me frustro rápido, a la misma velocidad que crecen mis esperanzas, aunque la mala suerte hace que tenga más tiempo para crearme el castillo en las nubes que para destruirlo. Golpe brutal es lo que me llevo desde esa altura.
Sin embargo, me repongo, encajo el golpe y vuelvo a buscar la manera de ilusionarme, porque de ilusiones vive el hombre, y me niego a morir mientras viva antes de tocar el cielo algo más de un par de segundos y sin una gran caída de regalo.
¿A qué venía esto? Pues a propósito de los libros, por supuesto. Al hecho de que con ellos puedo hacer todo eso y más de una forma rápida. Al imaginar, viajo y sueño; con cada uno de los personajes que caminan junto a mi crezco; en cada uno de los parajes que tengo la suerte de conocer a través de los libros me siento libre.
Estoy aprendiendo lecciones que la vida real no puede enseñarte, porque el tiempo que tienes para estar en ella y caer en la cuenta de ciertas cosas es limitado. Al leer, o al escribir, es diferente. el mundo real se bloquea pero no por ello lo que hemos aprendido en las páginas de un libro tiene menos valor.
A veces se podría pensar que lo que pretende el escritor es trasmitirnos consejos que trascienden más allá de la propia existencia: ideales nobles y valientes, aprender a conocer antes de juzgar.... Sin embargo, no siempre es así, Cuando te pones a escribir es verdad que lo haces para enseñar algo, contar una historia, mostrar un aspecto de la conducta humana... Pero llega un momento en que no tú mismo sabes lo que te deparará cada página, porque el que hasta ese mismo momento habías considerado como la persona más horrible y malvada del mundo llega a tener sentimientos, llora, se arrepiente, y llega a enseñarte algo que jamás se te ocurrió mostrar aunque te parece tan bello que te ves necesario transmitirlo. Y así creces.
En cuanto a lo de caer, y el brutal golpe que te llevas desde esa altura, no me cabe la menor duda de que se ajusta a la perfección a los intentos fallidos de un escritor primerizo. La escritura es un arte que engaña, a diferencia de la pintura que se ve si está bien o mal con tal sólo echar un vistazo. Cuando uno termina de escribir piensa que su obra le dará el premio Planeta o el Nobel de Literatura, si exageramos demasiado. Pero la culpa no es del escritor, sino de las ensoñaciones de su mente, y si sucede es porque, cuando acabas, ves la historia, los personajes, el camino que les ha conducido a dónde están, lo que sienten como si lo sintieras tú...y lo que menos te importa entonces es la manera en como está escrito. Un problema gordo, ¿verdad?
El escritor se alimenta de ilusiones, si no, le resultaría inútil escribir y se dedicaría a una labor más "real" que pasarse la vida esbozando personajes ficticios con vidas que, a lo sumo, se podrían parecer a las del mundo corriente. Eso puede tener dos repercusiones: la mala, que esperas que tu vida sea similar a las que escribes y entres en una depresión existencial que podría agravarse en el caso de que tu génelo fuese la fantasía; y la buena, que no morirías ni muchos años después de tu muerte porque siempre habría algo tuyo, tú, en la forma de un libro que una vez se te pasó por la cabeza la loca idea de escribir. Así pues, el escritor es la persona que más papeletas tiene para lograr la inmortalidad en la medida del tiempo que el hombre siga existiendo en la faz de la Tierra.
En conclusión, si eres impaciente, quieres abarcarlo todo y más en poco tiempo, viajar sin un euro en el bolsillo, aprender a vivir aunque tu vida sea la más aburrida y encontrar la forma de llegar a ser inmortal, no hay un camino más lleno de baches y obstáculos que el de comenzar a escribir.
Espero que os haya gustado y nos vemos en breves, mis queridos narnianos,
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