Vuelve. En este momento, me gustaría ser como la ola que baña mis pies, para tocar la playa, llena de vida, y poder regresar al lugar del que vine con todos los recuerdos del tiempo en el que cubría lugares insólitos llenos de historias que nadie contará jamás. Me gustaría ser un testigo silencioso, como el agua, en lugar de la persona que se bañaba en ella, que contribuía a la inmensidad del océano con sus lágrimas.
Vuelve. Mientras mis pies se hunden en la arena húmeda, recuerdo el corazón que grabaste con los dedos hace un par de años, con nuestras iniciales escritas en el interior. Tampoco parece algo demasiado distinto a lo que habría hecho cualquier otra pareja de enamorados con tan pocas luces como nosotros. Pero jamás habríamos sido como ellos, solo un Romeo que terminó muerto y una Julieta con un hermano que tiró su puñal antes de que acabase con todo.
Vuelve. Me lo debes, lo sabes, lo sé, me prometiste que jamás me dejarías sola, que aceptabas las consecuencias de besar mis labios una y otra vez. Lo peor fue creerte, pensar que serías demasiado cobarde para arrebatarte la vida a ti mismo. Incluso llegué a hacerme a la idea de que, ante la primera complicación, saldrías huyendo. Y te quedaste. Así que ahora no sé quién fue más imbécil de los dos. No te habría costado nada romperme el corazón en lugar de arrebatármelo sin más.
Vuelve. El viento me agita el pelo, y me eriza la piel, que hace apenas unos minutos había sumergido en el agua helada. Recuerdo aquellas noches en las que asaltabas la balconada de mi habitación y nos alejábamos corriendo con la única luz que nos proporcionaba la luna. Entonces curaba tus heridas con la sal del mar, gritabas y después te cubría a besos. Cuando la brisa cesaba, nos acercábamos a la orilla y bailábamos al son de la brisa, Era hermoso, casi perfecto, y seguimos adelante, a pesar de que sabíamos que la felicidad no dura para siempre.
Vuelve. Tus ojos oscuros y profundos, tu piel morena, tu sonrisa pícara...todo. Eso fuiste para mi, mí: mi templo, mil veces más grande que la mansión en la que vivía; mi sueño, y ninguno tuvimos en cuenta que los sueños a veces se vuelven pesadillas. Otro error de principiantes; la regla de oro del amor que llevó a la tragedia a muchas parejas célebres de la historia: el amor es bello, tanto como un jardín de rosas, y, sin embargo, hay que estar atento porque hasta lo más bello puede tener un filo oculto. Y nos rajó el corazón.. Ahora sé que no hace falta acabar muerto para tener un final trágico porque, en ocasiones, la muerte es un regalo en comparación con la vida que nos queda.
Vuelve. El sol sale por el horizonte y me recuerda que pierda la esperanza, que es mejor hacerlo a vivir engañado el resto de tu vida. Por eso, cuando el sol brilla en lo alto, camino hacia el fondo, el mismo lugar en el que reposan tus cenizas, y me sumerjo con los ojos cerrados. Entonces me invade la sensación que tuve la primera vez que te vi: dejé de respirar.
Vuelve. Tus ojos oscuros y profundos, tu piel morena, tu sonrisa pícara...todo. Eso fuiste para mi, mí: mi templo, mil veces más grande que la mansión en la que vivía; mi sueño, y ninguno tuvimos en cuenta que los sueños a veces se vuelven pesadillas. Otro error de principiantes; la regla de oro del amor que llevó a la tragedia a muchas parejas célebres de la historia: el amor es bello, tanto como un jardín de rosas, y, sin embargo, hay que estar atento porque hasta lo más bello puede tener un filo oculto. Y nos rajó el corazón.. Ahora sé que no hace falta acabar muerto para tener un final trágico porque, en ocasiones, la muerte es un regalo en comparación con la vida que nos queda.
Vuelve. El sol sale por el horizonte y me recuerda que pierda la esperanza, que es mejor hacerlo a vivir engañado el resto de tu vida. Por eso, cuando el sol brilla en lo alto, camino hacia el fondo, el mismo lugar en el que reposan tus cenizas, y me sumerjo con los ojos cerrados. Entonces me invade la sensación que tuve la primera vez que te vi: dejé de respirar.
Desgranas sentimientos de duelo por la persona que no está. No merece el llorar, el penar. Siento que es un escrito es un deshago de tu lástima por lo que podría haber sido. Las lágrimas a veces son superfluas. Hay un grande camino por recorrer.
ResponderEliminarVuelve, es un bello canto al amor. Sigue escribiendo, lo haces bien.