Traductor

Vistas de página en total

sábado, 31 de octubre de 2020

La narradora de historias III

Al caer la tarde, tras un largo día de camino, llegamos a una aldea con poco más de diez casas. Yo debía tener unos quince años. Mis padres parecían decepcionados: en su rudimentario mapa, este era el punto exacto en el que se encontraba uno de los pueblos más ricos de la zona. Quizá por la decepción, me despidieron de la zona donde íbamos a acampar los próximos dos días. 
Me encogí de hombros y, sin mirar atrás, eché a andar hacia la plaza del pueblo. Aquella noche me las tendría que ingeniar para conseguir un plato de sopa caliente. La aldea se situaba en una zona de valle y, nuestro campamento, en lo alto de una colina, cubierto por una capa espesa de pinos. Tuve que caminar unos minutos para empezar a ver las casas. 
 Como supuse, se trataba de la típica zona de granjas unifamiliares, probablemente pertenecientes a soldados del ejército que lo habían abandonado tras amasar la fortuna suficiente como para sobrevivir el resto de su vida.
Todas las casas estaban valladas. Tenían las luces encendidas y, desde la calle, podía ver a las familias reuniéndose entorno a la mesa para cenar. Había visto esas escenas cientos de veces. Pero la magia que escondían no se iba nunca. Las noches que mis padres se acordaban de que los niños también cenan, se colocaban bien lejos de mi y seguían su conversación como si yo no estuviera.
Me rugió la tripa. Busqué en medio de la oscuridad una casa sin verja. Al final del pueblo, encontré lo que buscaba y, aunque medio derruida y cubierta por la hiedra, parecía habitada. Pude ver una vela iluminando la estancia. 
Justo cuando estaba a escasos centímetros de la puerta y había reunido el valor suficiente para llamar y ganarme el alimento, esta se abrió de golpe. 
―Estoy harto.
Y, de repente, me vi en el suelo con un bulto encima. No entendí muy bien lo que acababa de ocurrir hasta que vi a un chico mirándome desde arriba con un brazo extendido. Creo que estaba tan confuso como yo. Ignoré la mano que me tendía y me levanté por mi misma. Me sacudí el polvo el vestido y le miré fijamente. De no ser por las palabras calmadas que me dirigió inmediatamente, lo habría matado allí mismo.
―Perdona. Así no debería conocerse a gente nueva. Me llamo Jul, y no sé qué haces en la puerta de mi casa, pero si quieres puedes venir a ver al maestro.
No entendí nada, no pregunté ni dije nada, pero fui con él, sin hacerme una idea de las repercusiones que tendría aquel momento en el resto de mi vida.
Durante el trayecto, no dejó de hacerme preguntas y se sorprendió de que  supiera responder tan bien todas y que no fuera capaz de decirle mi nombre. «Ojalá tuviera uno», pensé, y, sin saber por qué, me puse muy triste. Hasta ese momento, había podido sobrellevar el tema, quizá porque hasta ese momento solo había sido la chica que ayudaba a sus padres con el puesto, o la que escuchaba las historias que otros contaban. Pero entonces no había nadie a mi alrededor tras quien poder esconderme. Solo estábamos él y yo.
Jul se dio cuenta de que agachaba la cabeza y cambió de tema con una facilidad sorprendente. Y las preguntas empecé a hacérselas yo, una tras otra, hasta que llegamos a una casa más alejada de la plaza que las demás, vallada, pero solo con un pequeño jardín posterior. Jul llamó a la puerta. 
―¿Seguro que puedo entrar yo?―le pregunté, más insegura de lo que jamás me había mostrado.
―Eres mi nueva amiga, ¿por qué no?
Esas palabras me desarmaron. La sonrisa con la que las dijo también. Y, no le conocía de poco más que media hora, pero fue la primera persona que vio dos lágrimas resbalándose por mis mejillas, y también el primero que las contuvo.

CONTINUARÁ...




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Frase del mes

Frase del mes

Mi pequeña biblioteca

  • Alas de fuego. Laura Gallego
  • Alas negras. Laura Gallego
  • Crónicas de la Torre, el valle de los lobos. Laura Gallego
  • Crónicas de la Torre, la llamada de los muertos. Laura Gallego
  • Crónicas de la Torre, la maldición del Maestro. Laura Gallego
  • Crónicas de la torre, Fenris, el elfo. Laura Gallego
  • Cuatro muertes para Lidia. Enrique Páez
  • Donde los árboles cantan. Laura Gallego
  • Días de lobos. Miguel Luis Sancho
  • El Principito. Antoine de Saint-Exupéry
  • El diario de Ana Frank
  • El libro de los portales. Laura Gallego
  • El príncipe destronado. Miguel Delibes
  • Erik, hijo de Árkhelan, el ejército en la sombra. Miguel Ángel Jordán
  • Erik, hijo de Árkhelan, justicia y honor. Miguel Ángel Jordán.
  • Erik, hijo de Árkhelan.El amanecer del guerrero. Miguel Ángel Jordán
  • Hoyos. Louis Sachar
  • La crónicas de Narnia, el león, la bruja y el armario. C.S.Lewis
  • La mil y una noches
  • La tejedora de la muerte. Concha López Narváez
  • La vida es sueño. Calderón de la Barca
  • Las crónicas de Narnia, el caballo y el muchacho. C.S.Lewis
  • Las crónicas de Narnia, el sobrino del mago. C.S.Lewis
  • Niyura, la corona de los elfos. Jenny-Mai Nuyen
  • Uhlma, el ciclo de la fuerza. Miguel Ángel Jordán
  • Uhlma, el mundo de los sueños. Miguel Ángel Jordán
  • Una habitación en Babel. Eliacer Cansino

Premios

Contacto

Purple Bow Tie